Hoy, una de las tareas más retadoras para los empresarios y emprendedores es la de hacer negocios con responsabilidad, con seguridad y ajustados a las normas legales. Por esto, existe una clara necesidad de orientar o fortalecer su gestión empresarial con el aseguramiento de tener los procedimientos y controles que minimicen los riesgos reputacionales, legales y de contagio de la empresa.
Los empresarios y emprendedores tomamos riesgos y, por consiguiente, deberíamos contar con las medidas preventivas para protegernos de los diferentes riesgos que afrontan en el desarrollo de su actividad comercial y financiera.
Los diferentes reguladores de las entidades han emitido normas de obligatorio cumplimiento para prevenir el Lavado de Activos y la Financiación del Terrorismo, so pena de sanciones importantes. Sin embargo, entender estos riesgos como una responsabilidad empresarial, como una buena práctica, como una “debida diligencia”; no se trata de una simple estrategia de buena reputación y, además, puede ser una oportunidad para su negocio.
Los riesgos de lavado de activos y financiación del terrorismo pueden estar presentes en todas las etapas del ciclo de vida de los negocios o afectar su cadena de valor, sin importar su tamaño, sector económico o ubicación geográfica. Por lo anterior, los negocios que no se protejan de estos riesgos, pueden terminar involucrados en procesos legales o administrativos que impliquen la cancelación de licencias, la pérdida de patrimonio o la mala reputación que ponen en peligro su continuidad y existencia.
Angélica López
CEO-Co-Founder
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